Un cuento muy amable cómo el oso Tashik ayudó a su amigo a salir del bosque

Un cuento muy amable cómo el oso Tashik ayudó a su amigo a salir del bosque
О книге

El oso Tashik se encuentra en la orilla del río con un niño muy extraño. El bebé no tiene pelo en la cabeza, ni pestañas ni cejas. El niño le dice al oso por qué es así y agrega con tristeza que ahora todos se ríen de él. El niño se perdió en el bosque y no puede encontrar el camino a casa. El oso Tashik calma al niño y lo ayuda a salir del bosque. Mientras superan el difícil camino, el niño le dice a Tashik qué es el fútbol y le enseña al oso las reglas básicas. Salen del bosque oscuro y vienen a la ciudad donde vive el niño. Ahora el oso Tashik y el niño son verdaderos amigos.

Книга издана в 2021 году.

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Hoy el día ha sido especialmente soleado y cálido. Tashik vino a tumbarse en su querido claro cerca de su guarida natal. El sol se calentó y Tashik se volcó en otro barril. Le encantaba tumbarse en este claro porque había el frambuesa más grande de todo el bosque a su lado. Por primera vez, su madre le mostró este lugar mágico, fragante y dulce. Ella trajo a Tashik muy pequeño aquí, y ahora era un oso lo suficientemente adulto como para venir aquí en el verano, comer bayas y tomar el sol.

Tashik se quedó dormido de calidez y calma. Soñó con un bosque, un frambuesa, un río del que le gustaba beber agua y un niño que vio en la orilla del río. El niño estaba llorando amargamente, y Tashik no pudo entender por qué. El oso se despertó y corrió hacia la orilla del río, que alegremente corrió a algún lugar muy, muy lejos. Mamá dijo que el río fluía hacia el mar. Pero quién era este mar, Tashik no lo sabía.

El niño estaba sentado en la orilla, como en el sueño de Tashik, pero no lloraba, sino que miró cuidadosamente a los árboles, profundamente en el bosque. Al ver al oso, el niño no se asustó, sino que le saludó con la mano.

– ¡Hola! – dijó el niño y sonrió.

– ¡Hola!– el osito y se sentó al lado del niño.

– ¿Te sorprendiste cuando me viste en la orilla? – preguntó.

– No, te vi en un sueño, – el osito respondió con calma y le dio al niño una frambuesa, que arrancó en el camino, pero no tuvo tiempo para comer-la.

– ¡Gracias, oso! el niño cojó la baya y comenzó a admirarla.

– ¿Por qué no comes la frambuesa?

– Estoy admirando. Es solo que ella es tan hermosa, y si la como, entonces ya no lo existirá, el niño respondió con calma.



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