Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra

Севильский озорник, или Каменный гость / El burlador de Sevilla y convidado de piedra
О книге

Ловкий и дерзкий Дон Хуан очаровывает дам и разрушает семьи, потому что уверен в своей безнаказанности. Донья Хуана разлучена с возлюбленным и идет на удивительные хитрости, чтобы вернуть его к себе. Разбойник и убийца Энрико оказывается благочестивее монаха Пауло, который давно потерял веру в Бога. В каждой из трех пьес испанский драматург Тирео де Молина тонко изображает саму жизнь, полную противоречий и человеческих страстей.

В настоящем издании приводится оригинальный текст трех наиболее известных пьес Тирео де Молины: «Севильский озорник, или каменный гость», «Дон Хиль Зеленые штаны» и «Осужденный за недостаток веры». Каждая пьеса сопровождается параллельным переводом В. А. Пяста, русского поэта-символиста, переводчика и теоретика литературы, а также выразительными иллюстрациями.

Для удобства чтения каждая строка на русском языке расположена напротив соответствующей строфы на испанском. Такое расположение позволит без труда сравнивать текст оригинала с переводом, обращать внимание на трудности, с которым сталкивался переводчик, и отмечать наиболее точно переведенные фрагменты.

Твердый переплет с золотым тиснением, иллюстрации, подарочное оформление внутри, золотистая лента ляссе добавляют книге изысканность и привлекательность. Ее можно приобрести не только для своей коллекции, но и в качестве подарка дорогим и близким людям.

В формате PDF A4 сохранён издательский дизайн.

Книга издана в 2024 году.

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Tirso de Molina

El burlador de Sevilla y convidado de piedra

* * *

© ООО «Издательство АСТ», 2025

El burlador de Sevilla y convidado de piedra

Personas

Don Diego Tenorio, viejo

Don Juan Tenorio, su hijo

Catalinón, lacayo

El Rey de Nápoles

El Duque Octavio

Don Pedro Tenorio, tío

El Marqués de la Mota

Don Gonzalo de Ulloa

El Rey de Castilla, Alfonso XI

Fabio, criado

Isabela, Duquesa

Tisbea, pescadora

Belisa, villana

Anfriso, pescador

Coridón, pescador

Gaseno, labrador

Batricio, labrador

Ripio, criado

Doña Ana de Ulloa

Aminta, labradora

Acompañamiento

Cantores

Guardas

Criados

Enlutados

Músicos

Pastores

Pescadores


Acto I


[En Nápoles en el palacio real]


Salen don Juan Tenorio e Isabela, duquesa

Isabela
Duque Octavio, por aquí
podrás salir más seguro.
Juan
Duquesa, de nuevo os juro
de cumplir el dulce sí.
Isabela
¿Mi gloria, serán verdades
promesas y ofrecimientos,
regalos y cumplimientos,
voluntades y amistades?
Juan
Sí, mi bien.
Isabela
Quiero sacar
una luz.
Juan
¿Pues, para qué?
Isabela
Para que el alma dé fe
del bien que llego a gozar.

Jose Garcia Ramos

Juan
Mataréte la luz yo.
Isabela
¡Ah, cielo! Quién eres, hombre?
Juan
¿Quién soy? Un hombre sin nombre.
Isabela
¿Que no eres el duque?
Juan
No.
Isabela
¡Ah de palacio!
Juan
Detente.
Dame, duquesa, la mano.
Isabela
No me detengas, villano.
¡Ah del rey! ¡Soldados, gente!

Sale el Rey de Nápoles, con una vela en un candelero

Rey
¿Qué es esto?
Isabela
¡Favor! ¡Ay, triste,
que es el rey!
Rey
¿Qué es?
Juan
¿Qué ha de ser?
Un hombre y una mujer.
Rey
Esto en prudencia consiste.
¡Ah de mi guarda! Prendé
a este hombre.
Isabela
¡Ay, perdido honor!

Sale don Pedro Tenorio, embajador de España, y guarda

Pedro
¿En tu cuarto, gran señor
voces? ¿Quién la causa fue?
Rey
Don Pedro Tenorio, a vos
esta prisión os encargo.
Si ando corto, andad vos largo.
Mirad quién son estos dos.
Y con secreto ha de ser,
que algún mal suceso creo;
porque si yo aquí los veo,
no me queda más que ver.

Vase el Rey

Pedro
Prendedle.
Juan
¿Quién ha de osar?
Bien puedo perder la vida;
mas ha de ir tan bien vendida
que a alguno le ha de pesar.
Pedro
Matadle.
Juan
¿Quién os engaña?
Resuelto en morir estoy,
porque caballero soy.
El embajador de España
llegue solo, que ha de ser
él quien me rinda.
Pedro
Apartad;
a ese cuarto os retirad
todos con esa mujer.

Vanse los otros

Ya estamos solos los dos;
muestra aquí tu esfuerzo y brío.
Juan
Aunque tengo esfuerzo, tío,
no le tengo para vos.
Pedro
Di quién eres.
Juan
Ya lo digo.
Tu sobrino.
Pedro
¡Ay, corazón,
que temo alguna traición!
¿Qué es lo que has hecho, enemigo?
¿Cómo estás de aquesta suerte?
Dime presto lo que ha sido.
¡Desobediente, atrevido!
Estoy por darte la muerte.
Acaba.
Juan
Tío y señor,
mozo soy y mozo fuiste;
y pues que de amor supiste,
tenga disculpa mi amor.
Y pues a decir me obligas
la verdad, oye y diréla.
Yo engañé y gocé a Isabela
la duquesa.
Pedro
No prosigas,
tente. ¿Cómo la engañaste?
Habla quedo, y cierra el labio.
Juan
Fingí ser el duque Octavio.
Pedro
No digas más. ¡Calla! ¡Baste!
Perdido soy si el rey sabe
este caso. ¿Qué he de hacer?
Industria me ha de valer
en un negocio tan grave.
Di, vil, ¿no bastó emprender
con ira y fiereza extraña
tan gran traición en España
con otra noble mujer,
sino en Nápoles también,
y en el palacio real
con mujer tan principal?
¡Castíguete el cielo, amén!
Tu padre desde Castilla
a Nápoles te envió,
y en sus márgenes te dio
tierra la espumosa orilla
del mar de Italia, atendiendo
que el haberte recibido
pagaras agradecido,
y estás su honor ofendiendo.
¡Y en tan principal mujer!
Pero en aquesta ocasión
nos daña la dilación.
Mira qué quieres hacer.
Juan
No quiero daros disculpa,
que la habré de dar siniestra,
mi sangre es, señor, la vuestra;
sacadla, y pague la culpa.
A esos pies estoy rendido,
y ésta es mi espada, señor.
Pedro
Alzate, y muestra valor,
que esa humildad me ha vencido.
¿Atreveráste a bajar
por ese balcón?
Juan
Sí atrevo,
que alas en tu favor llevo.
Pedro
Pues yo te quiero ayudar.
Vete a Sicilia o Milán,
donde vivas encubierto.
Juan
Luego me iré.
Pedro
¿Cierto?
Juan
Cierto.
Pedro
Mis cartas te avisarán
en qué para este suceso
triste, que causado has.
Juan
Para mí alegre dirás.
Que tuve culpa confieso.
Pedro
Esa mocedad te engaña.
Baja por ese balcón.
Juan
(Con tan justa pretensión,

Aparte

gozoso me parto a España).

Vase don Juan y entra el Rey

Pedro
Ejecutando, señor,
lo que mandó vuestra alteza,
el hombre…
Rey
¿Murió?
Pedro
Escapóse
de las cuchillas soberbias.
Rey
¿De qué forma?
Pedro
De esta forma:
aun no lo mandaste apenas,
cuando sin dar más disculpa,
la espada en la mano aprieta,
revuelve la capa al brazo,
y con gallarda presteza,
ofendiendo a los soldados
y buscando su defensa,
viendo vecina la muerte,
por el balcón de la huerta
se arroja desesperado.
Siguióle con diligencia
tu gente. Cuando salieron
por esa vecina puerta,
le hallaron agonizando
como enroscada culebra.
Levantóse, y al decir
los soldados, «¡Muera, muera!»,
bañado con sangre el rostro,
con tan heroica presteza
se fue, que quedé confuso.
La mujer, que es Isabela,
que para admirarte nombro
retirada en esa pieza,
dice que fue el duque Octavio
quien, con engaño y cautela,
la gozó.
Rey
¿Qué dices?
Pedro
Digo
lo que ella propia confiesa.
Rey
¡Ah, pobre honor! Si eres alma
del hombre, ¿por qué te dejan
en la mujer inconstante,


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